La pandemia del Covid 19 llegó hace ya varios meses para quedarse, y todo apunta a que pasarán toda muchos meses más hasta que acabemos por completo con ella, solo cuando encontremos la vacuna, o al menos eso se espera. El maldito virus ha cambiado por completo la vida de prácticamente todo el mundo, impidiendo que llevemos a cabo actividades habituales como ir a conciertos, viajar o incluso reunirnos en grupos grandes. Ha afectado a muchos tanto en la etapa de confinamiento como en la actual, donde todavía existen muchísimas restricciones a la vida cotidiana. Pero también está afectando a los animales, especialmente a las mascotas, que han visto cómo su vida también cambiaba, junto a la nuestra, por culpa del Covid 19 y sus repercusiones en todos los estratos de la sociedad.

Los animales han sentido en sus carnes esta pandemia porque la vida de sus dueños ha cambiado por completo, y eso se tiene que notar. En su momento, sacar al perro era una de las pocas “excusas” con las que se permitía salir a la calle, en las semanas de confinamiento. Sin embargo, también es cierto que solo se permitía una vez al día, y en unas condiciones algo  restrictivas que igualmente afectaban a la salud del propio animal. Otros animales domésticos también han estado sufriendo esas consecuencias, reportando incluso más casos de problemas y muertes en las mascotas. Las clínicas veterinarias están intentando hacer frente a la situación como pueden, pero es cierto que cada vez es más complicado vencer al virus, porque la fuerza con la que ha entrado es absolutamente brutal.

Es como una costumbre imperecedera para muchos nada más empezar el día, sobre todo si tienen que levantarse muy temprano. El chute de cafeína es imprescindible para poder encarar la jornada laboral o estudiantil con la cabeza despejada y sin ningún signo de sueño. Sin el café, muchos no podrían casi ni levantarse por las mañanas, puesto que no duermen lo suficiente y la única manera de excitar al cuerpo y a la mente para trabajar es insuflando cafeína sin límites. Dos, tres, cuatro y hasta cinco tazas de café es algo normal para muchos, que no saben, o prefieren no saber, lo que eso está provocando en su cuerpo en realidad.

Y es que el café puede ser una bebida magnífica para despertarnos por las mañanas y por supuesto, también deliciosa cuando es de buena calidad. El problema llega, como con cualquier otro alimento, cuando abusamos de él. Si lo tomamos solo para quitarnos el sueño de encima, al final nuestro cuerpo se habituará a ese chute intenso de cafeína y nos pedirá cada vez más. Ya no tendremos bastante con un par de cafés por la mañana, sino que tomaremos más, lo que también afectará a nuestro sueño, y será la pescadilla que se muerde la cola. Como cualquier otro alimento, el café tiene sus cosas positivas y sus cosas no tan positivas. Aquí las vamos a analizar.

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En el aspecto nutricional, solo existen dos tipos de azúcares, los azúcares intrínsecos y los azúcares libres. Los intrínsecos son aquellos que, de forma natural, están presentes en los alimentos frescos y que no han sido procesados. Son azúcares que se contienen en las frutas como plátanos, manzanas, naranjas, etc., y la lactosa de los productos lácteos.
Este azúcar intrínseco no es perjudicial ya que se encuentran en la fibra de la fruta que tiene la propiedad de dilatar la absorción rápida de la fruta en la sangre, aumenta la sensación se saciedad y colabora para que no nos excedamos en la ingesta excesiva de alimentos.
Contribuye además para que este azúcar intrínseco no sea dañino el hecho de que la fruta y la verdura contienen elementos antioxidantes y antiinflamatorios que hace que impida que este azúcar sea dañino, además de contribuir al correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Los azúcares libres son aquellos que han sido añadidos a los alimentos y bebidas en su procesamiento industrial. También hay azúcares libres en alimentos como la miel, los jarabes y zumos y concentrados de fruta.
Cuando leemos en el etiquetado de los alimentos azúcares añadidos, son los que se incorporan en la preparación del producto y puede presentarse bajo nombres como azúcar, dextrosa, fructosa, glucosa, sacarosa, jarabe de maíz o de malta, melaza, etc.
La Organización Mundial de la Salud nos advierta de que la ingesta de azúcares libres no debe sobrepasar el 10% de la energía total que consumimos cada día. Esto viene a hacer unos 50 gramos o 12 cucharadas rasas por día.

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