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Iquitos, la ciudad prostíbulo de Perú

Autor: Estefania Ferrando
Fecha de publicación: 4 octubre, 2023

Perú es uno de esos países tan especiales que rebosa historia y se siente orgulloso de ella. Principal territorio del antiguo imperio inca, los peruanos han tenido que luchar contra viento y marea para mantener durante todos estos siglos sus propias costumbres. En el siglo XX, Lima era una de las ciudades más prósperas del continente, un lugar donde los extranjeros gustaban de hacer negocios. Sin embargo, como es común por desgracia en estas naciones, la corrupción y el mal hacer político provocaron el hundimiento de la economía, y con ella, una situación social límite. Perú, al menos, se mantiene como uno de los países con mayor PIB de la zona, algo que salva en parte la situación de sus ciudadanos. Sin embargo, la desigualdad está a la orden del día, y se puede comprobar nada más salir de los barrios más prósperos de la capital. Ni siquiera Lima está libre de la pobreza.

El turismo está siendo uno de los puntos fuertes para la nueva economía peruana, y en el país no dudan en aprovecharlo. Están llegando muchos extranjeros para visitar las ciudades antiguas, como Machu Pichu, y también se quedan para ver la selva, para disfrutar de la capital y reconocer la historia antigua de la nación. En Iquitos, la preciosa joya del norte que sirve de entrada a la jungla, los turistas encuentran una ciudad muy especial. Y es que este lugar es uno de los secretos mejor guardados de Perú, pero también puede llegar a convertirse en la mayor vergüenza del país. Las condiciones de pobreza extrema han llevado a muchos de sus habitantes a buscar trabajos poco recomendables, como la prostitución. Se ha llegado incluso al punto de que las propias familias ofrecen a sus hijas, menores de edad, a turistas extranjeros para que puedan pagarles la comida y el sustento. Una realidad que ha convertido, por desgracia, a Iquitos en una especie de reclamo del turismo sexual, como Bangkog o La Habana. ¿Cómo se lucha desde el gobierno para evitar estas situaciones? En este artículo vamos a analizar la situación de esta ciudad peruana para encontrar la respuesta.

Una pequeña joya turística

La ciudad de Iquitos se encuentra en el norte del país, sirviendo de entrada para la zona de selva más importante de Perú. Se trata de una ciudad preciosa, bañada por las aguas del río Amazonas, con muchísima historia a sus espaldas. La propia ciudad cuenta con diferentes zonas y barrios, cada uno con un encanto propio y peculiar. La zona más turística es la que nos lleva a la plaza central, rodeada de hoteles y restaurantes. Sin embargo, lo interesante de Iquitos es dejarse llevar por sus calles, e incluso tomar alguna barca río arriba para encontrar toda la naturaleza que rodea a la ciudad. Si somos intrépidos, bastará con sumergirnos un par de horas en la selva para sentir que estamos “fuera de la civilización”. Es una experiencia inolvidable que no se puede vivir en otro lugar de Perú con la misma intensidad.

Su pasado glorioso

Iquitos goza de un gran nombre en la historia peruana, gracias a su ubicación como puerta a la selva, y también como uno de los principales puertos interiores del país. De hecho, se la conoce como la capital del caucho, ya que se crearon diversas fábricas para este material en los alrededores de la ciudad. La fiebre del caucho que se dio a principios del siglo XX modernizó mucho a la ciudad, con edificios grandes y con barrios enteros dedicados al comercio. Sin embargo, en las últimas décadas esto no ha podido sostenerse, y algunos lugares de la ciudad están casi abandonados, después de haber sido muy populares. El barrio de Belén, al otro lado del río Itaya, llama especialmente la atención por sus construcciones de casas en forma de palafitos, es decir, justo sobre las aguas del propio río.

Su remota localización le ha permitido salvaguardar buena parte de su encanto histórico, pero también le ha impedido ser mucho más turístico de lo que podría, por motivos obvios. Sin embargo, en los últimos años las conexiones tanto fluviales como aéreas con otros destinos del país han mejorado bastante, atrayendo a muchos turistas. La mayoría van buscando la aventura de la selva amazónica peruana, y descubren de paso una ciudad preciosa y muy peculiar. Sin embargo, como ocurre en otras tantas ciudades amazónicas en Brasil, Iquitos también está atrayendo otro tipo de turismo no tan deseado: el sexual. Y es que la ciudad está siendo colonizada por la propia prostitución, única vía de supervivencia para buena parte de la población indígena que vive cerca.

La prostitución se ha hecho con la ciudad

En las últimas décadas, la ciudad de Iquitos ha ido perdiendo lustre y convirtiéndose, por desgracia, en un centro urbano masificado y pobre. Las familias que viven en la ciudad y a las afueras más bien tienen que sobrevivir ante las condiciones tanto climáticas como económicas, que suelen ser muy desfavorables. Esto ha empujado a muchos a la prostitución, un trabajo que en la zona ven como totalmente normal, incluso cuando es realizado por menores de edad. El turismo sexual ha aumentado de manera alarmante en los últimos años, e incluso hay burdeles clandestinos por las propias calles de la ciudad que no se esfuerzan demasiado en ocultar los servicios que ofrecen.

Las prostitutas buscan usualmente a los turistas extranjeros, que son los que mejor pagan, pero también se contentan con los lugareños si es necesario. Para los habitantes de la ciudad, especialmente aquellos que viven ya en contacto con la selva, la edad sexual perfecta de una mujer es la adolescencia, así que no tienen problema alguno en que las chicas jóvenes se prostituyan. De hecho, en muchos casos, supone la única solución para la supervivencia del clan familiar, ante la imposibilidad de encontrar un empleo adecuado en la ciudad. El gobierno ha tomado cartas en el asunto y trata de impedir por todos los medios la explotación sexual, especialmente la infantil, pero por ahora, las leyes no están dando mucho resultado.

El trabajo sexual en Perú

La prostitución está permitida en Perú, aunque su regularización no es del todo concreta. Es decir, no está penado el dedicarse a los servicios sexuales, ni tampoco pagarlos, pero las prostitutas no tienen unos derechos bien considerados. De hecho, la situación es un poco extraña porque este tipo de trabajos están muy estigmatizados, y a la vez, la población los ve como algo normal y habitual. Es por eso que encontramos muchos lugares de prostitución legal en Perú, especialmente en ciudades turísticas como Lima o Iquitos. La prostitución infantil está penada y es ilegal, pero aun así también se da de forma habitual, atrayendo a turistas muy peligrosos. Perú es uno de los países que intenta controlar la prostitución a través de su regularización, pero la situación real a pie de calle es demasiado compleja, al menos por ahora.