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Agujetas, ¿cómo quitarlas para continuar con tu actividad física?

Autor: Estefania Ferrando
Fecha de publicación: 13 marzo, 2019

Hacer ejercicio es uno de los pilares básicos para poder mantenernos en forma y llevar una vida realmente saludable, pero no siempre es fácil. Porque muchas veces comenzamos con ganas de llegar muy lejos y de hacer todo el ejercicio posible, pero luego también nos quedamos a medias porque sufrimos lesiones, por falta de tiempo o simplemente por falta de ganas. Hay que tener una gran fuerza de voluntad para llevar un entrenamiento físico casi diario durante semanas e incluso meses, y hay algunos que se lo quitan de encima a las primeras de cambio, cuando sienten las primeras agujetas y piensan que no pueden seguir entrenando.

Sin embargo, las agujetas son beneficiosas, dentro de lo dolorosas que son, porque nos indican que estamos realizando el entrenamiento correctamente. Se producen por las microroturas de las fibras musculares viejas que dan lugar a nuevas fibras musculares ganadas a través del entrenamiento. Eso es lo que hace que sintamos esas punzadas al día después de entrenar, y que pensemos que si volvemos a entrenar será peor, porque nos dolerá mucho más. Sin embargo, hay muchas formas de acabar con las agujetas o simplemente conseguir que sean soportables para poder seguir entrenando y no dejarlo a las primeras de cambio.

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Dolor muscular tardío, una sensación prácticamente inevitable

El dolor muscular tardío es la forma más culta de hablar de las agujetas, o con su término médico, mialgia diferida. Es un dolor que se produce en ciertas partes de nuestro cuerpo entre 24 y 72 horas después de realizar un entrenamiento, normalmente de alta intensidad. Suele ser bastante común en las personas que no están tan acostumbradas a entrenar y lo hacen de forma puntual, ya que el cuerpo no se habitúa tan fácilmente a toda esa carga de trabajo. También los deportistas de élite suelen tener dolor muscular tardío, sobre todo cuando la carga de trabajo se les aumenta. Es algo normal y por ello no deberíamos preocuparnos, ni tampoco utilizarlo como excusa para no seguir entrenando, porque en realidad ese dolor está generando la fuerza y la musculatura que buscamos.

¿Es cierto que son un indicador de que estás haciendo un buen entrenamiento?

Según los expertos, las agujetas son el signo inequívoco de que hemos realizado bien una actividad. Esto dependerá también del tipo de ejercicio que hagamos, pero normalmente, los ejercicios de alta intensidad o HITTS bien realizados suelen dar como resultado estas agujetas, esos pinchazos en determinadas partes del cuerpo que a veces son demasiado intensos y casi no nos dejan ni anda. Son más habituales cuando empezamos a entrenar que cuando llevamos ya un tiempo con la misma rutina, porque al final el cuerpo se acostumbra también a ese ejercicio y a su intensidad. Por ello también es aconsejable cambiar de vez en cuando la rutina de trabajo y de entrenamiento, porque lo que se busca es, precisamente, que las agujetas no desaparezcan del todo para seguir produciendo nuevo tejido muscular.

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¿Cómo se pueden tratar las agujetas?

Como decíamos anteriormente, las agujetas son relativamente normales y hasta cierto punto, incluso inevitables en ciertos ejercicios. Podemos calentar mejor para que el cuerpo esté preparado para los esfuerzos que le vienen en el ejercicio y así disminuir probablemente la cantidad y la intensidad de las agujetas que sentiremos después del mismo. También podemos estirar correctamente después del ejercicio, para no frenarnos en seco y quedarnos fríos juntos después de un gran esfuerzo. Si las agujetas son demasiado intensas, podemos tomar algún calmante para rebajar un poco el dolor. También es una buena idea, como veremos a continuación, probar a hacer cosas diferentes al día siguiente, para no cargar siempre los mismos músculos ni las mismas zonas. Eso hará que las agujetas no duren más del tiempo necesario.

Algunas estrategias para prevenir las agujetas

Prepararnos bien para realizar el ejercicio es una de las mejores formas de hacerlo no solo en condiciones, sino de evitar, en la medida de lo posible, los perjuicios que podemos sufrir, incluyendo las agujetas. Éstas serán mucho menos intensas si calentamos apropiadamente antes de empezar con el ejercicio, y si lo hacemos de forma progresiva, de menos a más, para irnos acostumbrando mejor a la intensidad del mismo. La hidratación también será importante para realizar correctamente cualquier ejercicio, pero sobre todo, para que nuestro cuerpo responda bien a esos esfuerzos. Estirar al terminar también puede ser una buena manera de evitar esas dolorosas agujetas o al menos, de hacerlas menos intensas, porque se trata al final de acostumbrar al cuerpo a los esfuerzos. Y como adelantábamos en el párrafo anterior, si sufrimos agujetas en las piernas, al día siguiente estaría bien hacer brazos, por ejemplo, para no sobrecargar aún más el mismo grupo muscular.