Cafés con piernas, prostíbulos clandestinos en Chile
La pandemia dejó lastradas a la gran mayoría de empresas chilenas, que tuvieron que recuperarse como podían después de un periodo de parón tan grande. Todavía hoy se notan las secuelas de aquellos días, que pasaron no hace tanto, y con el miedo en el cuerpo a que una situación como eta vuelva a repetirse. Cada sector intentó adaptarse lo mejor que pudo a la situación, pero está claro que la hostelería se llevó la peor parte. La gente no podía salir a la calle, y eso provocaba que no hubiera clientes. Cuando se abrió de nuevo el país, las restricciones hacían muy complicado encontrar m esa en cualquier lugar, así que los negocios tuvieron que idear nuevas formas de atraer a los clientes. De entre todos los establecimientos que sobrevivieron, los cafés con piernas fueron seguramente los más polémicos, por toda la historia que llevan arrastrando desde su nacimiento hace unas décadas.
Y es que estos cafés se han convertido en una parte ineludible de la cultura de ocio de los capitalinos, ya que abundan sobre todo en Santiago de Chile. Son locales de ocio y divertimento, que están siempre bajo la lupa de muchas asociaciones conservadores y también feministas, por el trato que las meseras reciben aquí. Como ocurre en locales internacionales como Hooters, aquí las chicas deben vestir de forma sugerente para llamar más la atención. Es una sexualización descarada del cuerpo femenino con el único objetivo de atraer e la clientela, especialmente masculina. Claro que las mujeres también visitan estos locales, e incluso lo hacen con sus novios y maridos, pero principalmente, los cafés con piernas están ideados para un público de hombres. Trabajadores que buscan un rato de relax después de una larga jornada laboral, hombres separados o viudos que quieren desprenderse de su soledad con una buena charla y quién sabe si algo más… La visión que se tiene en la capital de estos cafés contrasta con la que se da en otros lugares del país, donde estos locales se entienden como algo indecente y preocupante. Sin embargo, ahí siguen, resistiendo incluso las peores épocas.
Locales muy populares
Está claro que los cafés con piernas siguen estando ahí gracias al público que atraen, y que es tremendamente fiel a estos locales. No dejan de ser cafeterías donde uno puede tomarse un refresco o un café, como en cualquier otro local. Sin embargo, la diferencia acá es que las meseras llevan trajes ceñidos y sugerentes, a veces incluso mostrando bastante más de lo habitual. De hecho, en un momento dado muchos cafés de la capital impusieron como código de vestimenta el bikini para las chicas que trabajaban aquí. En muchos otros todavía hoy las chicas siguen trabajando semidesnudas o incluso en topless, siendo estos ya más clubs privados que cafés con piernas. Y es que a veces la diferencia es casi indescifrable, y eso también ha generado mucha polémica.
Surgidos en la dictadura
La historia de los cafés con piernas comienza en la década de los años 80, mientras Chile estaba bajo la dictadura de Pinochet. Los primeros en surgir fueron los de la empresa Haiti, que consiguió popularizar el concepto a lo largo de esa década con distintos locales en el centro de la capital. El uniforme de las meseras incluía la minifalda, algo que atraía a muchos clientes, ya que las chicas también tenían una actitud hasta cierto punto seductora. Eran locales donde el visitante podía elegir a la chica que le iba a atender, y así se creaba también un vínculo especial para que el cliente volviese una y otra vez al café. Buscaban sentirse escuchados y atendidos por estas bellas y cariñosas señoritas, aunque sabían que todo era por negocio.
La década de los 90 vivió el gran boom de estos cafés, con numerosas empresas tomando la delantera para abrir locales de este tipo por toda la ciudad. Decenas, cientos de ellos incluso, que se agolpaban a veces unos junto a otros en la misma avenida. Los principales eran Haití, Berlín, Barón Rojo… Locales que, en muchas ocasiones, han llegado incluso a nuestros días, aunque es cierto que a partir de los 2000 el éxito de este tipo de establecimientos fue mucho más modesto. Se han abierto cafés de piernas con meseros hombres, tanto para mujeres como para público homosexual, y se han convertido también en una referencia en la capital. Aquellos cafés privados, donde las chicas sí que tienen más contacto con los clientes, suelen ser, de hecho, una tapadera para la prostitución encubierta. Las autoridades están muy encima de estos locales para evitar que se den estas situaciones, o que las meseras sean víctimas de abusos laborales.
Qué se encuentra en estos sitios
Pero, ¿qué podemos encontrar realmente en un café de piernas? Ciñéndonos al concepto original, son cafeterías donde las meseras trabajan con un uniforme ceñido y sugerente. Esto va desde una falda corta hasta ir en topless, en los clubes privados. Las chicas son el principal reclamo para que los clientes lleguen a este café, ya que el trato que dan es personalizado y especialmente cariñoso. De hecho, en algunos de estos cafés incluso puedes ponerte a charlar y hacer manitas con la camarera, aunque solo durante un pequeño rato. En la mayoría de ellos, el cliente puede escoger a la chica que le va a atender, personalizando mucho más la experiencia. Casi todos están abiertos al público en general, e incluso pueden ser visitados por familias, aunque hay otros tantos que no permiten la entrada a menores de edad.
Y es que hay muchos tipos de cafés de piernas, algunos más explícitos que otros en el terreno sexual. Los que son privados suelen estar ubicados en sótanos o lugares algo más escondidos, no tan a la luz. Con cristales opacos, en su interior las chicas van mucho más ligeras de ropa, incluso desnudas en algunos casos. Los hombres pueden tomar todo tipo de bebidas en estos locales, y entablar conversaciones con las chicas, incluso llegando más allá. De hecho, es de sobra conocido que algunos de estos cafés privados son solo prostíbulos disfrazados, donde estas chicas ganan su dinero no solo sirviendo mesas, sino llevando a cabo servicios sexuales. La mayoría de meseras afirman que la relación con los clientes es meramente platónica, pero algunas saben cómo sacarle el máximo partido a esa forma tan sugerente de trabajar.
La prostitución en Chile
Como en muchos países de la región, la prostitución en Chile está llena de complejos vericuetos y normativas que la hacen muy difícil de entender. En principio, el intercambio de dinero por servicios sexuales entre adultos es totalmente legal y no se persigue a las chicas ni a los clientes. Sin embargo, se impide que trabajen en burdeles o casas donde haya más de una chica, para evitar el proxenetismo. La regulación ha traído algunos derechos para las trabajadoras sexuales, pero todavía no se han equiparado al resto de trabajadores. Esto ha provocado que muchas de ellas sigan trabajando en la clandestinidad para poder sobrevivir. Los cafés con piernas de Santiago suelen ser lugares muy habituales donde encontrar a estas chicas, siempre que sepamos dónde buscarlas.